Por Juan Pablo Ojeda

 

El periodismo cultural en México y América Latina perdió este martes 16 de diciembre a una de sus figuras más influyentes y combativas. Mónica Maristain, escritora, editora y periodista, falleció dejando una trayectoria marcada por la pasión por los libros, la cultura y el pensamiento crítico, así como una defensa constante de la independencia editorial.

La noticia fue confirmada por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, espacio con el que mantuvo una relación cercana durante años y que, de manera simbólica, fue el último evento cultural que cubrió a inicios de diciembre. Desde sus redes sociales, la FIL lamentó su fallecimiento y reconoció su aportación al periodismo y a la vida cultural del país.

Originaria de Argentina, Maristain llegó a México en el año 2000 y aquí construyó una carrera de más de tres décadas dedicada a contar la cultura sin concesiones. Dirigió revistas emblemáticas como Cuerpo & Mente, La Contumancia y Playboy Latinoamérica, y fue editora en medios nacionales como El Universal y Sin Embargo, donde impulsó coberturas profundas, críticas y alejadas de la superficialidad.

En 2011 fundó el periódico digital MaremotoM, concebido como un espacio de libertad para hablar de literatura, arte y pensamiento crítico. Desde ahí entrevistó y dialogó con autores, artistas y creadores de distintas generaciones, convencida de que la cultura debía ser explicada con rigor, pero también con cercanía al lector. Además, publicó libros sobre Roberto Bolaño, el futbol y la cultura, siempre con una mirada personal y reflexiva.

Su última cobertura fue, precisamente, la FIL Guadalajara, donde compartió encuentros con figuras como Richard Gere, Joan Manuel Serrat, Chimamanda Ngozi Adichie y Cristina Rivera Garza, además de la participación de Marcelo Ebrard como representante del Gobierno federal. Su trabajo en esos días confirmó algo que la definió hasta el final: el periodismo como vocación irrenunciable.

Mónica Maristain fue también una crítica frontal del estado del periodismo cultural en los grandes medios. Defendía con claridad la necesidad de espacios independientes y advertía sobre la reducción sistemática de la cultura en las agendas editoriales. Para sostener MaremotoM, promovió campañas de apoyo colectivo y apostó por la colaboración entre medios, convencida de que el lector debía comprender la importancia de financiar el periodismo independiente.

Su muerte deja un vacío profundo, pero también un legado que sigue vivo en sus textos, en los proyectos que impulsó y en la forma de entender la cultura como un acto de resistencia y libertad.

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