Por Bruno Cortés

 

El Senado se convirtió, por un par de días, en un salón de clases ampliado donde más de doscientos jóvenes zacatecanos jugaron a ser legisladores… aunque, para Ricardo Monreal, no era ningún juego. El coordinador de Morena en la Cámara de Diputados —y presidente de la Junta de Coordinación Política— les habló como quien sabe que ya va de salida y que el poder, tarde o temprano, cambia de manos. Para él, este Modelo Parlamentario Universitario de la UAZ no sólo es un simulacro: es un ensayo general para la generación que, dice, pronto recibirá la estafeta.

Monreal, fiel a su estilo docente, les recordó que la política no es una actividad lejana ni reservada a unos cuantos. Les habló de la importancia de prepararse, de pensar en el bien común y de mantener un pensamiento liberal que ponga adelante lo público sobre lo privado. Y hasta se dio tiempo de repasar su propia trayectoria: congresos, gobierno y años enteros en el servicio público. No fue nostalgia, fue mensaje: si quieren llegar aquí, se puede; pero se llega trabajando.

La sesión arrancó en el Senado porque la Cámara de Diputados estaba imposible por una manifestación. Pero Monreal no quiso cancelar el encuentro, pues llevaba semanas organizándose. Al contrario, le dio más valor: “van a aprender muchas cosas que no sabían”, les dijo. Y el escenario lo confirmaba: curules reales, micrófonos, reglas de debate y tiempo para defender proyectos como si fueran parte del Congreso de verdad.

El rector de la UAZ, Ángel Román Gutiérrez, tomó el micrófono para remarcar lo mismo desde otra trinchera: la democracia necesita espacios donde la juventud participe de forma efectiva, donde entienda cómo se negocian las leyes, cómo se construyen consensos y cómo se transforma la realidad desde el Legislativo. Y no fue discurso vacío: los temas elegidos para el ejercicio fueron los mismos que hoy ocupan a la política nacional, desde inclusión juvenil en la economía hasta cambio climático, pasando por salud mental, violencia de género y bienestar.

En un gesto formal —y solemne— Monreal tomó protesta a las y los legisladores juveniles. Les recordó que la protesta no es un simple ritual, sino un compromiso con la Constitución, la ley y con la honestidad en el servicio público. A partir de ese momento, los jóvenes tuvieron que organizarse en grupos parlamentarios de colores, repartir comisiones y simular una sesión ordinaria donde presentaron ocho dictámenes sobre temas sensibles, actuales y de interés nacional.

Aunque originalmente se habían inscrito 350 jóvenes, sólo 200 pudieron asistir; por eso el legislador anunció que habrá un segundo parlamento para incluir a quienes se quedaron en Zacatecas. Eso sí, pidió que no desaprovecharan ni un minuto: “Aprovechen dónde están sentados, el momento en que van a hablar, deliberar, debatir”. En otras palabras, les dijo que el país necesita que la juventud deje de ver la política desde lejos.

El rector cerró con una reflexión que amarró la jornada: México necesita estudiantes con pensamiento crítico, vocación de servicio y sentido de justicia. La política y las leyes —dijo— sí son parte del futuro de los jóvenes, porque en ellas se define cómo se viven las oportunidades, cómo se mueve la economía y cómo se enfrentan los retos globales.

Ese fue el verdadero mensaje del día: el futuro no se hereda, se prepara. Y para Monreal y la UAZ, este Parlamento Universitario es justamente eso… un primer ensayo del relevo generacional que tarde o temprano llegará.

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