Por Bruno Cortés

 

La diputada Laura Ballesteros Mancilla, de Movimiento Ciudadano, puso el dedo en la llaga dentro del Congreso: pidió acabar con las sesiones semipresenciales en la Cámara de Diputados. Su argumento es simple pero poderoso: cuando los legisladores no están físicamente presentes en el Pleno o en las comisiones, se debilita el equilibrio entre los poderes. En pocas palabras, el Congreso pierde fuerza frente al gobierno.

Con tono crítico y directo, Ballesteros recordó que el trabajo legislativo no puede hacerse “desde casa” ni desde una cancha de pádel, como ocurrió con el diputado Cuauhtémoc Blanco, quien fue captado jugando mientras participaba en una sesión virtual. Para ella, ese episodio no es una anécdota graciosa, sino una muestra del poco compromiso que algunos representantes tienen con su labor pública.

“Las familias mexicanas trabajan más de 48 horas a la semana, y los diputados, que deberían dar el ejemplo, ni siquiera asisten a sus sesiones”, dijo. La legisladora insistió en que esta situación va más allá de la flojera o el desinterés: es parte de una dinámica política donde el Poder Legislativo ha ido cediendo terreno frente al Ejecutivo. Según Ballesteros, esto ha sido aprovechado por el oficialismo —es decir, por el partido en el gobierno— para mantener el control político y reducir los contrapesos.

En su intervención, también denunció que la página oficial de la Cámara de Diputados no se actualiza desde marzo. Los listados de asistencia y votaciones están desactualizados, lo que impide saber quién cumple y quién no. “Si los ciudadanos no pueden saber si su diputado va a trabajar, se pierde la confianza y la transparencia”, señaló. Por ello, envió oficios tanto a la Mesa Directiva como a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) para exigir la actualización inmediata del portal y la presencialidad obligatoria de los legisladores.

Además, Ballesteros pidió sanciones más severas contra quienes falten sin justificación. Dijo que una multa de cinco mil pesos no afecta a muchos diputados, y que las sanciones deberían ser proporcionales al cargo que ostentan. También criticó la ausencia del Comité de Ética, que operó en la Legislatura pasada, pero en la actual ni siquiera se ha instalado, a pesar de que es responsabilidad directa de la Jucopo hacerlo.

Con un tono irónico, remató: “Se antoja lento hacer más burocracia para vigilar a los burócratas. Lo importante no es crear más comités, sino que se cumpla con lo básico: asistir, votar y rendir cuentas”.

En medio de esta discusión, la diputada aprovechó para anunciar que este miércoles se presentará la Ley de Eutanasia, impulsada por Samara Martínez, una joven con enfermedad renal crónica. El proyecto busca reconocer el derecho a una muerte digna, sin criminalizar a quien decida poner fin a su vida en condiciones de sufrimiento extremo. La propuesta, explicó, contará con el apoyo de legisladores de Movimiento Ciudadano, Morena y PT, y se espera que sea discutida en este mismo periodo ordinario.

Ballesteros cerró con una frase que combina el sentido humano con la visión política: “Garantizar una vida digna también implica garantizar una muerte digna. Eso es lo que en derecho se va a buscar”.

Con este tipo de planteamientos, la diputada no solo lanza una crítica a la manera en que opera el Congreso, sino que también abre el debate sobre el papel real de los legisladores en un país donde la ciudadanía exige resultados, no discursos. Porque al final del día, la política —como cualquier otro trabajo— requiere presencia, responsabilidad y rendición de cuentas.

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